de Tatu
Ganas de hacer experiencia. De estar. Poder compartir el hacer y disfrutar lo que sucede. Con la intención de contar. Traer a lo cotidiano la idea de que las personas y la naturaleza busquemos ser parte de un mismo estado. Por ahí va la pintada.
Amanecer o atardecer. Un momento de cambio. De la noche al día. Los colores vibran como en ningún otro momento. Bajo esa luz, están ellas, guardianas que luchan en convivencia con sus especies autóctonas, por el valor de la diversidad, mientras esparcen semillas.
Se acercó un vecino y me contó que las paredes que estaba pintando fueron el frente histórico de una yerbatera, hoy límite y bienvenida del patio de una escuela.
Yerba mate que es árbol autóctono de la selva misionera e infusión energética, símbolo de la naturaleza y lo cotidiano. La escuela como alegoría de la niñez y el aprendizaje. Y en mí, la alegría.
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Bajo esa luz, están ellas, guardianas que luchan en convivencia con sus especies autóctonas, por el valor de la diversidad, mientras esparcen semillas.