Un enorme sueño vertical que nos eleva a un limbo de habitantes oníricos y realidad transpuesta. Niños cabalgando sobre peces que vuelan por las aguas mansas o nadan por un aire sin turbulencias. Infancia cumpliendo su rol, naturalizando un pez que es también iguana, axolote y dragón. Un monstruo bueno que garantiza el equilibrio natural de la fantasía y la realidad; seguramente escapado de algún impreso gigantesco de algún viejo libro al que no quiere volver.
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Niños cabalgando sobre peces que vuelan por las aguas mansas o nadan por un aire sin turbulencias.